jueves, 9 de agosto de 2012

Lugh II


Preparativos para la Guerra:
Si bien no se le conoce específicamente como un dios guerrero, se conoce su gran habilidad para la batalla.
Una vez admitido en la sala de los reyes Dannan, Lugh exhorta al rey Nuada “el de la mano de plata” a luchar contra los fomorianos. Éstos cada vez abusaban más de los Tuatha De Dannan así que Nuada, tras ver las habilidades de Lugh pensó que él era el único que podría vencer a los fomorianos. Así que decidió cederle el trono para que el poderoso guerrero pudiese ponerse al mando de las huestes de los Tuatha De Danann y enfrentarse a sus enemigos. Goibniu, el herrero, prometió sustituir todas las espadas y lanzas en una sola noche por otras que garantizaban que su golpe o lanzamiento sería exacto y mortal. Credne, el broncista, se ofreció a fabricar remaches mágicos para lanzas, vainas para las espadas y rebordes para los escudos.Luchtaine, el carpintero, se obligó a suministrar todas las astas de lanzas y escudos, mientras Dagda aplastaría al enemigo con su gigantesca maza.Ogma planificó la muerte del rey fomorio y la captura de, al menos, una tercera parte de sus huestes.Diancecht se dispuso a devolver los muertos a la vida mediante su introducción en un caldero o pozo mágico.
Otras deidades, druidas y encantadores prometieron ocultar los ríos y lagos y confundir al enemigo con actos de magia.
Los preparativos para la guerra tomaron siete años. Lugh organizó a todos al máximo de su potencial y habilidades para el enfrentamiento. Durante todo el tiempo que duró la planificación, Lugh envió mensajeros por toda Irlanda para convocar a los Tuatha. Cian, su padre, uno de los mensajeros, fue muerto por los tres hijos del rey de Tuirenn, hijo de Ogma, con quien su familia había tenido desavenencias. Éstos golpearon a Ciann con piedras y, una vez aplastado y muerto, bailaron sobre su cadáver.

Las misiones de los Tuirenn:

Lugh encontró el cuerpo y supo de inmediato quienes habían sido sus asesinos. Pidió el pago en sangre a través de unas tareas. Al principio, las exigencias de Lugh parecían tan suaves que Brian, Iuchar e Iucharba no podían dar crédito a su suerte. Simplemente debían recoger manzanas, una piel de cerdo, una lanza, un carro de guerra con dos buenos caballos, siete cerdos, un perro de caza y un asador. Una vez reunido todo ello debían emitir tres grandes gritos desde lo alto de una colina.
Los hermanos no pusieron inconveniente en cumplir las demandas de Lugh. Fue entonces cuando el rey les comunicó los detalles que hacían de esas pruebas no sólo algo arriesgado sin terriblemente peligroso. Las tres manzanas no eran otras que las manzanas de oro de las Hespérides, que cuando se comen siempre vuelven a salir y pueden curar cualquier herida. La piel de cerdo pertenecía al rey Teseo de Grecia y podía también sanar cualquier herida pero, lo que era sobretodo importante para los irlandeses, podía transformar en vino el agua que se filtraba por ella. La lanza pertenecía al rey Pisear de Persia y debía permanecer sumergida en agua porque si no, incendiaba todo cuanto estaba a un metro de ella por el calor constante que emitía. El carro de guerra, con sus dos caballos mágicos pertenecía al rey Dobar de Sicilia y podía desplazarse por el agua, tierra y aire. Los siete cerdos pertenecían al rey Easel, que vivía más allá de los pilares de Hércules; su carácter mágico era tal que, por muchas veces que se los matara, cocinara y comiera, a la mañana siguiente se regeneraban por completo proporcionando así a sus dueños una fuente inagotable de alimento. El perro, que pertenecía al rey de Ioruaide, nunca fallaba en la caza. El asador, que pertenecía a las mujeres que vivían el la isla sumergida de Fianchuive, impartía a cualquier tipo de carne que se preparara sobre él el mejor sabor del mundo. Finalmente la colina desde la cual debían dar los tres gritos los hijos de Tuirenn pertenecía al rey Miodhchaoin, que había jurado que jamás nadie gritaría desde ella. 
Los hermanos Tuirenn comenzaron sus tareas y a, pesar de su carácter casi imposible, consiguieron realizarlas admirablemente. Las manzanas de oro de las Hespérides se encontraban tras un muro demasiado alto para ser escalado, por lo que se transformaron en halcones para coger una cada uno. Para conseguir la pierde cerdo del rey Teseo, se disfrazaron de bardos que entretendrían al rey; una vez dentro de palacio, robaron la piel y lucharon por huir ante la multitud estupefacta. Sin embargo, los tres resultaron heridos en el altercado, por lo que tuvieron que comprobar el poder curativo de la piel inmediatamente; echaron agua y ésta se transformó en un vino exquisito que les duró tres días. Los tres hermanos utilizaron el mismo atuendo de bardo ante el rey persa y, una vez ganada su confianza, robaron su lanza mágica y la utilizaron en su contra para fugarse; en la reyerta, partieron la cabeza del rey con una de las tres manzanas de oro. 
La adquisición del carro y los caballos exigió una táctica diferente. Llegaron hasta Sicilia, a la corte del rey Dobar, para ofrecerse como soldados mercenarios. Aunque eran diestros y en seguida se grajearon el respeto y la confianza del rey, no consiguieron ver nunca el carro ni los caballos. Finalmente, amenazaron con marcharse a no ser que les mostraran estos fabulosos tesoros. El rey se ofreció a enseñar el vehículo a sus recios mercenarios y lo sacó del lugar donde estaba escondido para conducirlo por toda la ciudad hasta las nubes. Cuando Dobar descendió a tierra, los hermanos le golpearon con palos hasta dejarle sin sentido, subieron al carro y huyeron. 
Después los hermanos fueron más allá de los pilares de Hércules al reino del rey Ease, que quedó tan impresionado por la valentía de los tres hermanos y su maestría para realizar las cuatro primeras misiones que les dio los siete cerdos mágicos sin más. La ofreció incluso conseguir el mastín del rey Ioruadhe, que estaba casado con su hija. Sin embargo, ni siquiera la visita de su suegro pudo persuadir a Ioruadhe para que les concediera el perro mágico, por lo que los hermanos se aplicaron de nuevo a su habitual uso de la violencia para conseguir su trofeo. A continuación volvieron a Irlanda para dar a Lugh las manzanas, la piel de cerdo, la lanza, el carro, los cerdos y el perro. 
Sin embargo, no se detuvieron a descansar, sino que continuaron inmediatamente su búsqueda, confiados en que podrían completar fácilmente la tarea y librarse de su obligación. Quedaban dos misiones aún por conseguir, el asador y emitir los tres gritos desde la colina del rey Miodhchaoin. Para lograr el asador, Brian confeccionó un traje mágico con nenúfares descendió al fondo del mar para buscar la isla de Fianchuive y sedujo de tal forma a las 150 doncellas que custodiaban el asador que éstas se los ofrecieron junto con su virginidad. Realizada esta hazaña, los tres marcharon a la colina de Miodhchaoin para dar los tres gritos. Pero los tres hijos del rey Miodhchaoin habían sido amigos del asesinado Cian, por lo que el rey denegó el permiso de subir a la colina a los descendientes de Tuirenn. A continuación, alzó a toda Irlanda ante la perspectiva de que triunfaran los villanos. A pesar de sufrir graves heridas, los hermanos escalaron hasta la cima de la colina y emitieron los tres gritos ordenados. Después, regresaron a Mag Tured para dar cuenta a Lugh de su éxito y ser curados con la piel de cerdo mágica que le habían dado. Al recordar el brutal asesinato de su padre, Lugh les negó la petición y los tres murieron en gran agonía.

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