Preparativos para la Guerra:
Si bien no se le conoce
específicamente como un dios guerrero, se conoce su gran habilidad para la
batalla.
Una vez admitido en la
sala de los reyes Dannan, Lugh exhorta al rey Nuada “el de la mano de plata” a
luchar contra los fomorianos. Éstos cada vez abusaban más de los Tuatha De
Dannan así que Nuada, tras ver las habilidades de Lugh pensó que él era el
único que podría vencer a los fomorianos. Así que decidió cederle el trono para
que el poderoso guerrero pudiese ponerse al mando de las huestes de los Tuatha
De Danann y enfrentarse a sus enemigos. Goibniu, el herrero, prometió sustituir
todas las espadas y lanzas en una sola noche por otras que garantizaban que su
golpe o lanzamiento sería exacto y mortal. Credne, el broncista, se ofreció a
fabricar remaches mágicos para lanzas, vainas para las espadas y rebordes para
los escudos.Luchtaine, el carpintero, se obligó a suministrar todas las astas
de lanzas y escudos, mientras Dagda aplastaría al enemigo con su gigantesca
maza.Ogma planificó la muerte del rey fomorio y la captura de, al menos, una
tercera parte de sus huestes.Diancecht se dispuso a devolver los muertos a la
vida mediante su introducción en un caldero o pozo mágico.
Otras deidades, druidas
y encantadores prometieron ocultar los ríos y lagos y confundir al enemigo con
actos de magia.
Los
preparativos para la guerra tomaron siete años. Lugh organizó a todos al máximo
de su potencial y habilidades para el enfrentamiento. Durante todo el tiempo
que duró la planificación, Lugh envió mensajeros por toda Irlanda para convocar
a los Tuatha. Cian, su padre, uno de los mensajeros, fue muerto por los tres
hijos del rey de Tuirenn, hijo de Ogma, con quien su familia había tenido
desavenencias. Éstos golpearon a Ciann con piedras y, una vez aplastado y muerto, bailaron
sobre su cadáver.
Las
misiones de los Tuirenn:
Lugh
encontró el cuerpo y supo de inmediato quienes habían sido sus asesinos. Pidió
el pago en sangre a través de unas tareas. Al principio, las exigencias de Lugh
parecían tan suaves que Brian, Iuchar e Iucharba no podían dar crédito a su
suerte. Simplemente debían recoger manzanas, una piel de cerdo, una lanza, un
carro de guerra con dos buenos caballos, siete cerdos, un perro de caza y un
asador. Una vez reunido todo ello debían emitir tres grandes gritos desde lo
alto de una colina.
Los
hermanos no pusieron inconveniente en cumplir las demandas de Lugh. Fue
entonces cuando el rey les comunicó los detalles que hacían de esas pruebas no
sólo algo arriesgado sin terriblemente peligroso. Las tres manzanas no eran
otras que las manzanas de oro de las Hespérides, que cuando se comen siempre
vuelven a salir y pueden curar cualquier herida. La piel de cerdo pertenecía al
rey Teseo de Grecia y podía también sanar cualquier herida pero, lo que era
sobretodo importante para los irlandeses, podía transformar en vino el agua que
se filtraba por ella. La lanza pertenecía al rey Pisear de Persia y debía
permanecer sumergida en agua porque si no, incendiaba todo cuanto estaba a un
metro de ella por el calor constante que emitía. El carro de guerra, con sus
dos caballos mágicos pertenecía al rey Dobar de Sicilia y podía desplazarse por
el agua, tierra y aire. Los siete cerdos pertenecían al rey Easel, que vivía
más allá de los pilares de Hércules; su carácter mágico era tal que, por muchas
veces que se los matara, cocinara y comiera, a la mañana siguiente se
regeneraban por completo proporcionando así a sus dueños una fuente inagotable
de alimento. El perro, que pertenecía al rey de Ioruaide, nunca fallaba en la
caza. El asador, que pertenecía a las mujeres que vivían el la isla sumergida
de Fianchuive, impartía a cualquier tipo de carne que se preparara sobre él el
mejor sabor del mundo. Finalmente la colina desde la cual debían dar los tres
gritos los hijos de Tuirenn pertenecía al rey Miodhchaoin, que había jurado que
jamás nadie gritaría desde ella.
Los hermanos Tuirenn
comenzaron sus tareas y a, pesar de su carácter casi imposible, consiguieron realizarlas
admirablemente. Las manzanas de oro de las Hespérides se encontraban tras un
muro demasiado alto para ser escalado, por lo que se transformaron en halcones
para coger una cada uno. Para conseguir la pierde cerdo del rey Teseo, se
disfrazaron de bardos que entretendrían al rey; una vez dentro de palacio,
robaron la piel y lucharon por huir ante la multitud estupefacta. Sin embargo,
los tres resultaron heridos en el altercado, por lo que tuvieron que comprobar
el poder curativo de la piel inmediatamente; echaron agua y ésta se transformó
en un vino exquisito que les duró tres días. Los tres hermanos utilizaron el
mismo atuendo de bardo ante el rey persa y, una vez ganada su confianza,
robaron su lanza mágica y la utilizaron en su contra para fugarse; en la
reyerta, partieron la cabeza del rey con una de
las tres manzanas de oro.
La adquisición del
carro y los caballos exigió una táctica diferente. Llegaron hasta Sicilia, a la
corte del rey Dobar, para ofrecerse como soldados mercenarios. Aunque eran
diestros y en seguida se grajearon el respeto y la confianza del rey, no
consiguieron ver nunca el carro ni los caballos. Finalmente, amenazaron con
marcharse a no ser que les mostraran estos fabulosos tesoros. El rey se ofreció
a enseñar el vehículo a sus recios mercenarios y lo sacó del lugar donde estaba
escondido para conducirlo por toda la ciudad hasta las nubes. Cuando Dobar
descendió a tierra, los hermanos le golpearon con palos hasta dejarle sin
sentido, subieron al carro y huyeron.
Después los hermanos
fueron más allá de los pilares de Hércules al reino del rey Ease, que quedó tan
impresionado por la valentía de los tres hermanos y su maestría para realizar
las cuatro primeras misiones que les dio los siete cerdos mágicos sin más. La
ofreció incluso conseguir el mastín del rey Ioruadhe, que estaba casado con su
hija. Sin embargo, ni siquiera la visita de su suegro pudo persuadir a Ioruadhe
para que les concediera el perro mágico, por lo que los hermanos se aplicaron
de nuevo a su habitual uso de la violencia para conseguir su trofeo. A
continuación volvieron a Irlanda para dar a Lugh las manzanas, la piel de
cerdo, la lanza, el carro, los cerdos y el perro.
Sin embargo, no se
detuvieron a descansar, sino que continuaron inmediatamente su búsqueda,
confiados en que podrían completar fácilmente la tarea y librarse de su
obligación. Quedaban dos misiones aún por conseguir, el asador y emitir los
tres gritos desde la colina del rey Miodhchaoin. Para lograr el asador, Brian
confeccionó un traje mágico con nenúfares descendió al fondo del mar para
buscar la isla de Fianchuive y sedujo de tal forma a las 150 doncellas que
custodiaban el asador que éstas se los ofrecieron junto con su virginidad.
Realizada esta hazaña, los tres marcharon a la colina de Miodhchaoin para dar
los tres gritos. Pero los tres hijos del rey Miodhchaoin habían sido amigos del
asesinado Cian, por lo que el rey denegó el permiso de subir a la colina a los
descendientes de Tuirenn. A continuación, alzó a toda Irlanda ante la
perspectiva de que triunfaran los villanos. A pesar de sufrir graves heridas,
los hermanos escalaron hasta la cima de la colina y emitieron los tres gritos
ordenados. Después, regresaron a Mag Tured para dar cuenta a Lugh de su éxito y
ser curados con la piel de cerdo mágica que le habían dado. Al recordar el
brutal asesinato de su padre, Lugh les negó la petición y los tres murieron en
gran agonía.