martes, 4 de mayo de 2010

Siguiendo el ejemplo de mi blogera favorita voy a tratar de escribir un microrelato que me ronda desde hace dos días por la cabeza (calva, claro)
Como tantos días él pasaba por allí, justo por ese lugar tan familiar. No se atrevía a fijar su mirada en... aquello. Él sabía que estaba allí, esperando, sin que pareciera hacer nada en absoluto pero, creciendo....
Él estaba condenado a pasar por allí todos los días... varias veces... y esa masa informe le esperaba inmóvil, aterradora, fiel.
Cuando alguna vez se atrevía a desviar su mirada con cuidado, disimuladamente, por el rabillo del ojo... con miedo a que aquello lo viera... se moviera o lo llamara, Eso que era lo que él más temía había vuelto a crecer!
Y llegó el día, ella volvería mañana. Ya no había excusas, no existía ningún lugar donde esconderse. Debía enfrentarse a...ESO.
Así que se armó de valor, reunió las herramientas que iba a necesitar y se dirigió al lugar donde habitaba la bestia....
Mientras caminaba cabizbajo por el pasillo camino de la habitación del fondo mientras arrastraba la tabla pensó: "tanto poner lavadoras y no he sido capaz de planchar un puto día, como ella se entere me va a dar el coñazo hasta el finde." y su mente añadió otro pensamiento: " ¡mierda! y me he olvidado de poner agua en la plancha".

No hay comentarios: