martes, 11 de mayo de 2010

Repartiendo caramelos...

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Esta noticia aparece en el diario "El Mundo"... no, si nosotros no estamos en guerra...

Tropas españolas toman posiciones en primera línea en Afganistán
Especial para EL MUNDO


«¿Sang Atesh? ¡Ése es un lugar peligroso!», advierte la mayoría de conductores en Qala-e-Now, la capital de la provincia de Badghis, en la que se encuentra destacado el grueso del contingente español en Afganistán. Resulta difícil encontrar a alguien dispuesto a ir allí, a pesar de que Sang Atesh está a sólo unos 50 kilómetros. La carretera que va a esta localidad es relativamente buena porque hace unos años la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (Aecid) financió su reconstrucción. Entonces aún era posible moverse por la provincia. Ahora, en Sang Atesh sólo hay insurgentes y artefactos explosivos colocados en el camino.
Desde el pasado 12 de abril, las tropas españolas están allí, y además de forma permanente.

Ésa es una de las novedades del reciente incremento de los efectivos españoles en Afganistán. Ahora los soldados no sólo se concentran en grandes bases militares -como Herat y Qala-e-Now-, sino que también están desplegados en «bases de operaciones avanzadas», destaca el coronel Miguel Martín Bernardi, responsable del contingente español en Badghis. Según dice, el objetivo es «proteger a la población garantizando la libertad de movimientos». En otras palabras, asegurar que la gente pueda desplazarse por la provincia sin ataques de la insurgencia.

Esas bases a las que se refiere el coronel -España ahora tiene dos en Badghis- son campamentos espartanos en medio de la nada, en los que los militares están como si se encontraran en maniobra permanente. En el campamento que se sitúa cerca de Sang Atesh no se permite la entrada a la prensa, pero desde el exterior se puede ver perfectamente en qué condiciones se encuentran las tropas.
Sólo hay unas cuantas alambradas que delimitan el perímetro de la base, sacos de tierra y montículos que sirven como barrera, además de los blindados españoles, que se encuentran todos alineados, en posición de ataque, apuntando a las montañas que rodean el campamento. También se ven tiendas de campaña, trincheras puras y duras, y a todos los militares con casco y chaleco. No es para menos.
El teniente del Ejército afgano -que tiene otro campamento justo delante del español- Ashur Mohammad asegura que, desde que el 12 de abril llegaron allí con los españoles, ya los han atacado cuatro veces. Y, además, no con poco. «RPG, ametralladoras y kalashnikov», enumera el mando militar el armamento utilizado por los insurgentes. «Al menos los españoles tienen blindados y sacos para protegerse», se lamenta, y admite que ellos dependen totalmente de las fuerzas españolas. Dice que les dan combustible para sus vehículos y que también deciden adónde van, cómo y cuándo. «Si los españoles patrullan dos veces al día, nosotros patrullamos dos veces. Si lo hacen una vez, nosotros patrullamos una vez».
En eso consiste el cometido de los efectivos españoles: en patrullar por zonas clave, explica el coronel Bernardi, y hacerlo siempre con las Fuerzas de Seguridad afganas. Las dos bases de operaciones avanzadas españolas se encuentran a pie de las dos principales carreteras de la provincia.

El campamento de Sang Atesh está al lado de la peligrosa ruta Lithium -donde murió el último militar del Ejército español en Afganistán, John Felipe Romero-, que une el sur de Badghis con el norte. Y el otro se sitúa en el paso de montaña de Sabzak, en la carretera que va de Qala-e-Now a la capital de la provincia vecina, Herat, que es el principal núcleo de abastecimiento de Badghis.
En Sabzak los españoles están allí desde octubre, pues se aprovechó el refuerzo de efectivos enviados para las elecciones presidenciales para construir el campamento, dado que la situación ya era insostenible. La insurgencia se había hecho con el control del paso de montaña y por allí no había quien pasara. En Sabzak es donde los efectivos españoles fueron atacados el pasado septiembre dos días consecutivos; combates que provocaron que incluso la ministra de Defensa, Carme Chacón, tuviera que pronunciarse al respecto.
En el paso de montaña, el atrezo es similar. Los militares españoles también se encuentran en tiendas de campaña y cuentan con alambradas, sacos terreros y poco más, pero con el agravante de que Sabzak está a más de 2.000 metros de altura, y los españoles han pasado allí todo el invierno, con nieve y temperaturas bajo cero.
No obstante, su presencia ha dado resultados. Se pregunte a quien se pregunte en Qala-e-Now, todo el mundo contesta que la seguridad en la carretera que va a Herat ahora es buena. Faheradin, que coordina a unos 150 conductores locales que hacen esa ruta, sostiene que desde hace seis meses no tienen ningún problema, y lo achaca a la presencia de tropas internacionales. «No sé de qué país son, pero me parece que americanas», comenta. No es el único que no tiene ni idea de que los que están allí son los españoles.

Para esto estamos allí, no nos quejamos, pero que no nos cuenten películas, ¿vale?

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